El colegiado Álvarez Izquierdo cometió multitud de errores tanto para un lado como para el otro. A los de Schuster les pitaron dos fuera de juego que suponían dos goles claros, le pitaron un penalti en contra que son de esos que ningún árbitro pita y no sancionaron una agresión a Pepe. Por el lado bilbaíno, Álvarez Izquierdo no expulsó a Marcelo por una entrada escandalosa y no pitó un penalti claro de Pepe a Llorente en los últimos minutos del encuentro.
La polémica también se trasladó a los banquillos. Schuster y Caparrós tenían su propia "guerra" durante el encuentro, que terminó con un intercambio de "halagos" uno hacia otro. Caparrós le recriminó que pitara él porque siempre se estaba quejando mientras el otro le aplaudía por las acciones arbitrales que procedieron.